Libertad de imprenta frente a la inquisición

Al observar este cuadro de Goya, titulado Auto de Fe de la Inquisición (1815-1819), siento una gran curiosidad por el evento que se retrata, ya que aparecen varios personajes con unas vestimentas extrañas y diferentes al resto de los presentes. Lo que más me llama la atención son esa especia de capirotes y ropajes en tonos claros que destacan respecto a tonos más oscuros del resto del cuadro.
Como se sabe, este cuadro representa la celebración de un Auto de Fe por el tribunal de la Inquisición, en la cual se ven representados a los reos, con los capirotes y los sacos de lana que escuchan la sentencia que está leyendo un fraile en el púlpito y a los inquisidores acusando a los condenados.
En este tipo de juicios, la Inquisición juzgaba a la gente por actos de irreverencia (falta de respeto a los dogmas de la Iglesia Católica), irreligiosidad (versión extrema de la irreverencia, proposiciones (expresiones verbales erróneas o escandalosas), blasfemia, bigamia, francmasonería e incluso la publicación y lectura de libros prohibidos entre otros. Hoy en día, la Inquisición se dedicaría s buscar y juzgar a las personas que no siguieran el Cristianismo y a quien se atreviese a cuestionar esta religión y sus dogmas con pruebas científicas o de cualquier otro tipo. No sería extraño ver juzgar a médicos que practicaran el aborto, a musulmanes, a científicos que experimentan con la genética y la clonación etc.
La censura que se sufría en este tiempo a pesar de la “libertad de imprenta” era para controlar cualquier opinión que pudiese poner en peligro el reinado de ese momento, ya que muchas personas podrían estar de acuerdo y se produciría un levantamiento. Realmente sólo se podían publicar textos que no afectasen a ninguna organización ni a su prestigio y que pudieran alterar el orden establecido.

Gracias a que estudiamos historia, nos podemos dar cuenta de cómo ha evolucionado la sociedad a lo largo de los años y que, tenemos que estar agradecidos de tener esta libertad (a pesar de “pequeños” tabús que existen aún). Si no existiese la libertad de imprenta y expresión, nunca podríamos hablar de temas tan cotidianos como son la política, la religión, la economía y en general, no podríamos dar nuestra opinión de absolutamente ningún tema ni podríamos luchar por nuestros derechos.

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